Nuestro sistema asistencial y de provisión de cuidados de larga duración encuentra en este tiempo ante sí un desafío de calado: dibujar su propio futuro en términos y dimensiones asumibles y sostenibles. Por asumibles, entendemos la incorporación de todas aquellas personas que requieren de sus apoyos -atendiendo a su derecho subjetivo- y, por otro, la movilización y provisión de los recursos necesarios para que la atención prestada lo sea de calidad.
Los retos de nuestro sistema asistencial
La cuestión cuantitativa y los ratios profesionales-personas usuarias permiten iluminar inicialmente la naturaleza de las debilidades del sistema. A fecha de hoy existe una lista de espera para la incorporación al sistema de 300.000 personas, tal y como señala el informe “Estimación de necesidades de trabajadoras de cuidados de larga duración a 2030”, que recientemente ha hecho público el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.
Del mismo modo, este mismo informe ya advierte que para el mero mantenimiento de la cobertura que actualmente soporta el sistema, el número de profesionales deberá aumentar por encima de un 50% para el año 2030, valorando el escenario más austero. Consideremos que la fuerza de trabajo del SAAD es, ahora mismo, de algo menos de 500.00 profesionales.
El mapa de posibles escenarios de alcance del sistema que considera este estudio para el año 2030 es el siguiente:
- Escenario Continuista. Siguiendo la tendencia actual de servicios y cobertura, se necesitarían 751.300 trabajadoras (261.400 adicionales) para atender a 2.055.172 personas.
- Escenario de Cobertura Universal. Para cubrir a toda la población que lo necesita -2.473.554 personas- manteniendo las intensidades y servicios actuales, se requerirían 904.500 trabajadoras (414.600 adicionales).
- Escenario Continuista de enfoque Comunitario. Manteniendo la cobertura pero aumentando los servicios profesionales y comunitarios -enfocados al mantenimiento de las personas en su entorno- se necesitarían 868.900 trabajadoras (379.000 adicionales).
- Escenario Universal de enfoque Comunitario. Para cubrir a todas las personas necesarias con un enfoque comunitario, se requerirían 1.129.200 trabajadoras (639.400 adicionales).
En adición a este diagnóstico cuantitativo, el informe arroja luz sobre la naturaleza estructural de muchos problemas que enfrenta el sistema, especialmente, de cómo la sostenibilidad actual del mismo se viene sosteniendo gracias una masa de profesionales y de apoyo informal sobreexigida. Entenderemos esta sobreexigencia como una serie de imposiciones y demandas implícitas hacia la fuerza y las figuras de cuidados que no están siendo apoyadas ni en formas, ni contenido ni en proporción con la particular exigencia.
De ello, los costes a corto, medio y largo plazo resultan obvios, comenzando por la pérdida de oportunidad de ofrecer cuidados de la mejor calidad y terminando por la perpetuación de un ciclo de “peor calidad de vida, menores opciones laborales y peores pensiones”, como indica el propio informe, para un conjunto amplio de la población -principalmente mujeres-.
Algunas acciones de respuesta ante este desafío se están estableciendo desde la función pública mediante el Plan de Choque para el SAAD y la “Estrategia estatal de Desinstitucionalización”, que aportan recursos, marco, enfoque y estrategias dirigidas a extender el alcance y la calidad del sistema al tiempo que se incide positivamente en su sostenibilidad.
La necesidad de profesionalización de los cuidados
Desde el propio sector asistencial, se vienen aportando distintas propuestas a estas cuestiones referidas, entre ellas, tanto al impulso de la calidad de los equipos y sus profesionales como a la modernización (por medio de la integración de la innovación tecnológica y la digitalización en la cotidianidad de la intervención y de la gestión de los cuidados y apoyos).
En lo tocante a los profesionales se propone favorecer la entrada al sistema del número de profesionales necesarios al tiempo y que, asimismo, tales profesionales ostenten unas capacidades, habilidades y cualidades que supongan una marcada mejora con respecto a las que son exigidas hoy día. Hablamos netamente de impulsar la capacidad del sector de generar talento y de resultar atractivo para atraerlo y retenerlo.
Así, las propuestas consideran:
PARA ALCANZAR MEJORES CONDICIONES LABORALES Y RECONOCIMIENTO PROFESIONAL:
- Adecuación de los salarios a las responsabilidades asumidas
- Atención al logro de ratios apropiados que eviten la sobrecarga de las y los profesionales
- Creación de planes de carrera y desarrollo profesional
- Impulso a la flexibilidad para la conciliación familiar
PARA CAPACITAR PROFESIONALES CON MÁS Y MEJORES COMPETENCIAS PARA EL CUIDADO PERSONALIZADO Y DE CALIDAD:
- Impulso a la formación continua
- Favorecimiento de la incorporación y mejora de habilidades blandas
- Foco en la polivalencia profesional
- Aprendizaje del manejo de la tecnología y de la incorporación de cultura tecnológica
La Atención Centrada en la Persona como eje para mejorar la calidad y la sostenibilidad del sistema asistencial
El Modelo de Atención Centrada en la Persona y otros enfoques de atención personalizada, son reconocidos de forma explícita como los modelos de apoyo que mejor permiten articular y armonizar la calidad en los cuidados y apoyos con la sostenibilidad de los sistemas de protección y la costoeficiencia de sus recursos, tanto por el Plan de Choque para el SAAD y la Estrategia de Desinstitucionalización, como por la Estrategia Europea de Cuidados y desde organizaciones y estamentos internacionales como la OMS y la OCDE.
Hablando de la capacidad de la Atención Centrada en la Persona de impactar en la esfera profesional de acuerdo a las necesidades identificadas, sabemos que gracias a su enfoque se logra transformar el rol de los cuidadores al enfatizar una visión integral del sentido de los apoyos que va más allá de las tareas técnicas, promoviendo habilidades como la comunicación efectiva, la empatía y la colaboración con pacientes y familias. Esto eleva el nivel de profesionalización, ya que consideramos un modelo que requiere entender y responder a las amplitud, variabilidad y complejidad de las necesidades y preferencias individuales de cada persona.
Esta transformación genera:
- Mayor satisfacción laboral
- Sentido de propósito
- Sentido de pertenencia a la entidad y a su proyecto
- Experiencia subjetiva de dignificación del rol
… y, según las evidencias recabadas a este respecto, subsecuentemente se favorecen los siguientes beneficios:
- Reducción del burnout, estrés y sobrecarga emocional
- Menores índices de rotación y absentismo
- Mayor autonomía para y responsabilidad sobre el propio trabajo
- Mejora en la productividad y en la eficiencia de los procesos operativos
- Menores costes movilizados para la incorporación y formación de nuevo personal
Algunos de los impactos que potencialmente se generan en las personas usuarias se plasman en:
- Mejoras en el estado de ánimo de las personas usuarias
- Disminución del sentimiento subjetivo de desesperanza
- Reducción de la depresión
- Mejoras de la calidad de vida percibida en los residentes
… e inciden favorablemente en:
- Prevención de hospitalizaciones innecesarias
- Reducción de la polimedicación y del consumo de medicamentos en general (especialmente neurolépticos y ansiolíticos)
- Mejora de las adherencias a los tratamientos
Si bien hoy en día la práctica de la Atención Centrada en la Persona supone un claro discriminador de la calidad de la atención desde la óptica de las personas usuarias y sus familias, la misma supone hoy -en coordinación y planificación con muchas otras estrategias- un marco preferencial sobre el que dotar de sentido y contenido la profesionalización de los cuidados y un impulsor de la eficiencia y reducción de costes sanitarios y asistenciales.
Ponte en Ponte en contacto con nosotros para conocer cómo podemos trabajar juntos en que tu entidad implemente con solidez el Modelo de Atención Centrada en la Persona.